sábado, 31 de octubre de 2009

Telecuarto


Ya no soportaba más, ni a él, ni a mi mismo. Me estaba pudriendo...

Terminó exiliando sus ojos hacia arriba justo cuando colgaba de un hilo la última sílaba que sonaba oscura y grave de su discurso. Yo atinaba buscar el cielo pero solo se dibujaba un techo plagado de sombras en el cuarto. Ni mis brazos alcanzaba a presionar el botón para cambiar de idea, ni mis pies sacaban alas de sus pliegues para escaparme volando. Estaba alli sumido en el piso respirando su aliento, buscando armonizar un pelambre de palabras, ya enunciadas en vano. Me quedaban mi este y mi oeste cercanos, entonces virando la vista me vi, como este gigante monigote nunca se habrá visto supongo. Me observé, de reojo, meditante minuto tras minuto al este y al oeste, siempre esperando que decida de una vez por todas vomitar el último sonido sobre mi, ahi, abajo del mismo techo, bajo las mismas sombras.
Al parecer, después de todo los dos queriamos lo mismo, estar sin estar, sentirnos y no tocarnos, vernos pero nunca mirarnos.


Esto es lo único que recuerdo de aquel momento tan repetitivo e inoportuno. Luego de que las agujas giraran un par de vueltas hacia atrás y ya las sombras se sucitaran por debajo del televisor, me quede dormido... y soñé... con largas manos y alas en los pies... un sol blanco y cientos como yo,... rogando nunca más volver a despertar.

Bienvenidos proletarios!!!


De esta manera queda innaugurado este espacio para pensar y reflexionar sobre todo lo que ustedes ya saben.....

Esperamos que lo disfruten y dejen aqui su mejor voluntad.

Por todos y para todos, estos son Los Secretos de las Pulgas. (aplausos)